URUGUAY Y EL PRIMITIVO POBLAMIENTO DE AMÉRICA
Sería impropio discurrir sobre el primitivo poblamiento del Uruguay si este proceso no se integrara plenamente dentro de otro proceso de enorme trascendencia como lo fue sin duda la colonización, por parte del hombre paleolítico, de un territorio aun virgen que representa casi un tercio de la superficie habitable del planeta. En efecto a finales del Pleistoceno todo el ecúmene estaba habitado, total o parcialmente por representantes de la humanidad actual, el homo sapiens, menos el denominado, milenios después, como continente Americano.
En aquellos tiempos transcurría la fase final de la última glaciación Cuaternaria, denominada Wurm en el viejo mundo y Winsconsin para el nuevo mundo. Según distintos criterios este evento habría comenzado hace 120.000 años, y durante su duración habrían existido varios periodos de recrudecimiento de la temperatura a nivel global, registrándose las condiciones más agudas hacia los 20.000 años A.P. Como consecuencia mas notable fue una reducción de la temperatura media del planeta del orden de los 5 grados. Esto provoco que los glaciales continentales y los casquetes polares aprisionaran la mayor cantidad de agua posible en sus inmensas moles restándole por consiguiente agua a los océanos, y por esa causa su nivel se redujo alrededor de 100 metros con relación al actual.
Semejante merma posibilitó que emergieran en distintas partes del planeta puentes terrestres que conectaron islas y continentes separados entre si.
A los efectos del tema que estamos tratando nos referiremos a lo acaecido en el entorno geográfico del actual estrecho de Bering que separa el extremo oriental de Asia con la península de Alaska. Allí como consecuencia del reducido nivel de los océanos se constituyó un puente terrestre de enormes dimensiones por lo que se convino en denominar a la región como Beringia.
Basándonos en el testimonio arqueológico disponible, se ha podido establecer que, en una época que se ubica en el entorno del máximo glacial, merodeaban por las estepas del extremo oriente Siberiano grupos de cazadores recolectores pertenecientes a una cultura asimilable a un Paleolítico Superior. En lo racial se supone pertenecerían, según distintos autores, a individuos de tipo generalizado o tal vez “proto mongoloide”.
Es muy probable que estos cazadores en el seguimiento constante de las grandes manadas de mamuts, renos, caribues y otros representantes de la fauna sub ártica, que representaba buena parte de su dieta alimenticia, hayan penetrado en la región de Beringia y desembocado en un nuevo continente. Se sitúa pues de acuerdo a las evidencias mas confiables este transito intercontinental hacia los 15.000 años A.P., (Años calendario).
Una vez allí se habrían encontrado ante si con las enormes masas de hielo que conformaban, en aquel entonces el casquete polar. Sin embargo pudieron franquear esa imponente barrera natural y continuar en su avance hacia el Sur a través de un corredor libre de hielo entre las dos cordilleras de la costa oeste de Norteamérica.
En su incesante avance hacia el Sur desembocaron en los grandes llanos de Norteamérica, en donde el registro arqueológico establece la presencia de gran cantidad de yacimientos pertenecientes a la cultura “Clovis”, cultura de cazadores de mamut, que ostentaban como elemento característico las puntas acanaladas, “fluted point” del mismo nombre. Cronológicamente esta cultura se ubica entre los 13.500 y 12.900 A.P., (Años calendario). Luego con el transcurrir del tiempo, y derivados muy posiblemente de la cultura “Clovis” se generaron, en Norteamérica, otras tradiciones culturales como “Folsom” por ejemplo, y otras, en respuesta tal vez a distintos situaciones ambientales y ecológicas.
Estos cazadores recolectores se denominan genéricamente como “Paleoindios”.
Con el transcurrir de tiempo, es probable que algún grupo de estos cazadores de las grandes planicies de Norteamérica se hayan aventurado mas hacia el sur y desembocado, vía istmo de Panamá, en la compleja geografía del continente del Sur.
Daría la impresión que en el nuevo hábitat se habrían desarrollado distintas modalidades culturales y tecnológicas, en respuesta tal vez, cada una de ellas, a los distintos ecosistemas imperantes: cordilleras, estepas, selvas tropicales, desiertos etc.
Es probable que algún grupo especifico de cazadores, desgajado del grupo primario de la cultura “Clovis” haya mantenido, por lo menos parcialmente, varios atributos técnicos en su acervo cultural y modificándolo en cierta medida haya proyectado su influencia en distintas áreas de Sudamérica hasta alcanzar el extremo Sur, en la zona de los canales Magallánicos e incluso en Tierra del Fuego
El elemento característico de estos cazadores es la punta de proyectil lítica conocida como “pisciforme”, Cola de pescado, o “Fell I”.
El yacimiento clave para sustentar esta teoría lo representa el sitio costarricense de Turrialba el cual ha brindado en su contexto, puntas “Clovis”, “Pisciformes” y un tipo de punta morfológicamente intermedio. Ubicado en la zona de cruce obligatorio entre ambos hemisferios seria de capital importancia
El registro cronológico indicaría que solamente se habría requerido 500 años a lo sumo para explicar esta migración. En efecto los fechados obtenidos en cueva de Fell, en la Patagonia chilena, se ubican en el entorno de los 12,500, 13.000 años A.P. (años calendario) y pautan esta hipótesis. La contemporaneidad con fauna extinta es un hecho incontrastable.
Dando como posibles estos enunciados, es probable por consiguiente, que grupos cazadores con esos atributos tecnológicos hayan penetrado en el actual territorio del Uruguay y dejado huellas de su presencia. Ello no significa que concomitantemente no se hayan originado distintas tradiciones líticas, (como serian los cazadores con puntas pedunculadas con aleta) o de supervivencia, incluso algunas con mayor antigüedad que seria tema para otro enfoque del pasado prehistórico Americano.
Superada, pero nunca dilucidada, la polémica que suscitó durante años la “cuestión” del “Catalanense”, que en su momento se supuso fuera la prueba de mayor antigüedad para la presencia de humanos en el Uruguay, la sucesión de investigaciones sistemáticas ofrecen hoy un panorama mas claro y realista del pasado prehistórico.
Existen a la fecha una serie de yacimientos que representarían la evidencia de las más tempranas ocupaciones de la región las que se retrotraen a fines del Pleistoceno.
El sitio conocido como “K 87”, “El Tigre, investigado por K. Hilbert, con una datación absoluta de 10.400 años A.P. ha demostrado la existencia de un campamento situado sobre un albardón cercano al Río Uruguay, cuyos ocupantes poseían un patrimonio ergológico similar a la fase Uruguay, detectado por E. Miller para el alto Uruguay, con puntas de proyectil líticas pedunculadas con aleta, como elemento característico.
Cabe mencionar también dentro de este contexto regional el yacimiento de “Paypaso” U-A.24 situado sobre una de las márgenes del río Cuareim, en donde se obtuvo evidencias de ocupación humana del orden de los 9.890 años A.P., (Años radiocarbonicos) (Austral: 1989), con puntas de proyectil de limbo triangular con pedúnculo y aletas, y una profusa industria de lascas asociada, elaborada a partir de rodados de metacuarcita. Trabajos posteriores de Rafael Suárez reafirmaron lo divulgado por Austral.
Para reafirmar este panorama de considerable antigüedad, desde hace varias décadas, se vienen realizando trabajos de índole interdisciplinario en la localidad arqueológica “Cerro de los Burros”, departamento de Maldonado, (Meneghin: 1977, 1994, 2000a y 2000b). Allí se ubica un gran taller o cantera visitado tal vez durante varios milenios por parte de cazadores recolectores portadores de puntas líticas tipo “pisciforme” y “lanceoladas”, de indudable tradición Pleistocenica, englobados dentro del termino “Paleoindio”. Recientes estudios tipológicos de estos contextos por parte del Dr. Hugo Nami, así lo aseguran (Nami 2001).
Mención especial merece el sitio arqueológico conocido como Y URUPEZ 2, ubicado también en el departamento de Maldonado. Allí, en lo que seria un antiguo sitio de acondicionamiento del instrumental lítico, (recambio de puntas, elaboración y reactivación de filos) se pudo ubicar los restos de una estructura de combustión, (fogón), al cual estaban asociadas puntas líticas de tipo “pisciforme”, (existe un ejemplar elaborado en cuarzo, de color blanco de pequeñas dimensiones, de evidente tradición Pleistocenica). Se trataría de la punta lítica más antigua fechada hasta el presente en el Uruguay, (Meneghin: 2004,2005 Y 2006).
La fecha obtenida por medio de la técnica de AMS, (Espectrómetro Acelerador de Masa), evidenció una edad de 10.750 Y 11.760 años A.P., (Años Radiocarbonicos) los cuales luego de ser calibrados se situaron en los 12.960 años y 14.020 años A.P. (Años calendario).
Seria este, por el momento, el sitio de mayor antigüedad para un campamento de cazadores recolectores en nuestro país.
Es conveniente mencionar brevemente que el Uruguay registra la mayor concentración de puntas de tipo “pisciforme” de Sudamérica con una cifra cercana a los 120 ejemplares, la mayoría de estos hallazgos provienen de sitios de superficie o dentro de contextos dudosos, sin embargo son un testimonio invalorable al determinar con su presencia una temprana dispersión de esta modalidad tecnológica. (Femenias: inédito).
Volviendo a los materiales exhumados en el yacimiento Y U 2 se observa que tienen marcadas similitudes con materiales de igual antigüedad ubicados en la provincia de Buenos Aires. Esto sugiere, y evidencias paleogeograficas así lo sostienen, que habrían existido vinculaciones a través del actual Río de la Plata, por medio de puentes terrestres hoy sumergidos ya que las oscilaciones del nivel de los océanos en aquella época así lo habría permitido.
En breve resumen, y a la luz de las evidencias disponibles hoy, (2008), se puede afirmar que, en la zona Este del departamento de Canelones, el Oeste del departamento de Maldonado y el departamento de Lavalleja, se encuentran los yacimientos arqueológicos con mayor antigüedad del Uruguay, con una edad aproximada a los 14.000 años A.P (años calendario), principalmente en el valle de Aigua.
Todo indicaría que se trata en casi todos los casos de campamentos esporádicos establecidos por bandas de cazadores recolectores nómades, entroncados en las más antiguas tradiciones tecnológicas y de supervivencia de los primeros americanos.